Por
Álvaro Vanegas R.
El
valor que proclamaron nuestros ancestros y practicaron sus descendientes a
través del tiempo, hoy desluce y sin compasión;
el No a todo y por todo es su condición.
Antes,
una genuflexión ante una orden y el
agradecimiento eran como “piezas sagradas”, empleadas en el escenario de la
vida entre padres e hijos, profesores y
estudiantes.
Hoy la irreverencia y la actitud negligente e
irrespetuosa cubren como un manto oscuro
la relación entre las generaciones que tienen el deber de orientar y
formar y quienes deben acatar dichas enseñanzas.
En
antaño, todo era luz y excesiva claridad en el obrar; en el nuevo siglo, la
penumbra nubla las mentes de nuestros niños y jóvenes por exceso de confianza, falta de autoridad y
en sus actitudes tienen en cuenta lo que de esto se deriva: desobediencia
e intransigencia.
Es
incierto el futuro de aquellos que no han tenido ni tendrán la fortuna de
contar con adultos formadores,
conscientes de que la herencia que deben
dejarle a sus hijos es un caudal de valores que como un rio
cristalino, permiten deleitarse cuando
es abrazado por sus tibias aguas.
“Acostumbraros a ser
obedientes, porque siempre os ha de tocar obedecer.” Marquesa de
Maintenon(1635-1719) Noble francesa
No hay comentarios:
Publicar un comentario