jueves, 18 de octubre de 2012

LO QUE SE HA PERDIDO


Por Álvaro Vanegas R.
El valor que proclamaron nuestros ancestros y practicaron sus descendientes a través del tiempo, hoy desluce y sin compasión;  el No a todo y por todo es su condición.
Antes, una genuflexión   ante una orden y el agradecimiento eran  como “piezas  sagradas”, empleadas en el escenario de la vida  entre padres e hijos, profesores y estudiantes.
Hoy  la irreverencia y la actitud negligente e irrespetuosa cubren como un manto oscuro  la relación entre las generaciones que tienen el deber de orientar y formar y quienes deben acatar dichas enseñanzas.
En antaño, todo era luz y excesiva claridad en el obrar; en el nuevo siglo, la penumbra nubla las mentes de nuestros niños y jóvenes  por exceso de confianza, falta de autoridad y en sus  actitudes  tienen en cuenta   lo que de esto se deriva: desobediencia e  intransigencia.
Es incierto el futuro de aquellos que no han tenido ni tendrán la fortuna de contar con adultos formadores,  conscientes  de que  la herencia que  deben  dejarle a sus hijos es un caudal de valores que como un rio cristalino,  permiten deleitarse cuando es abrazado por sus tibias aguas.
“Acostumbraros a ser obedientes, porque siempre os ha de tocar obedecer.”      Marquesa de Maintenon(1635-1719) Noble francesa

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