CUENTO POR: ESNEIDER DÍAZ GRADO 6°2
Érase una vez en un pueblo muy lejano donde todos eran muy malos,
se robaban y se maltrataban entre ellos mismos, también existía la ambición y
en ese lugar habitaba una señora llamada Matilda, que dio a luz un niño al cual
le puso por nombre José, que al verlo parecía normal y con el paso del tiempo su madre se fue dando
cuenta que no era así.
Su crecimiento, no era
normal, pero eso no fue impedimento para
él y su madre tener sueños y darle una
mejor educación que la que existía en ese pueblo. Pero él y su madre tenía mucho miedo de la
gente que habitaba allí porque existía mucha maldad. José creció y se volvió un
hombre adulto y planeó reunir a toda la gente a hablar con ellos para que se
unieran y dejaran tanta corrupción, tanta maldad pero ninguno estuvo de acuerdo
y todos estuvieron en contra de él.
Pasó el tiempo y todo siguió igual con represalias
hacia José, cuando cierto día se lo encontraron y lo secuestraron, lo golpearon
y maltrataron; lo dieron por muerto y lo lanzaron por un barracón hasta quedar
en una quebrada donde había muchas peñas, José logro reaccionar antes de
ahogarse; él nadó hasta la orilla y allí
acampo, luego a media noche tuvo un sueño con un ángel que le dijo que tenía
que salvar su pueblo de todo lo malo que tenía.
José sin pensarlo dos veces tomó camino, luego de
varias horas de caminar llegó a la punta del barranco, se dirigió a su pueblo y
cerca de allí vio un lago; miró su
reflejo y dijo:- para qué yo salvar un pueblo tan grande y con violencia, si no
soy más que un enano, todos me odian por querer ayudar, - y dio la vuelta y
escucho una voz que lo llamaba pero no le prestó atención; y de la nada apareció una persona con alas,
vestido de blanco que era el mismo ángel de sus sueño que le dijo: - José, te dí
el optimismo suficiente para ayudar a tu pueblo, un héroe no es héroe por sus músculos
ni por su estatura, sino por el tamaño y la fuerza de tu corazón, y diciendo
esto desapareció.
José entendió que era su deber guiar a su
pueblo. Las personas al verlo quedaron atónitas, ver al hombre que después de
golpeado, humillado y arrojado por un barranco era por algo increíble, y todos
le gritaron “¡brujo!” y él les dijo: “no soy santo ni brujo, ni ustedes ni yo
tenemos derecho a juzgar, y diciendo esto todos se arrodillaron y dijeron: perdónanos-
y José les contestó yo les perdono pero le deben pedir perdón es al Dios
verdadero, no a mí, sino a él en la
oración y en otras cosas más.
Ese pueblo luego de tanta violencia se volvió
un pueblo de fe y José partió hacia
otras tierras para corregir la maldad. José después de ser enano como todos le
decían, llegó a ser para todos el pequeño héroe.
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