“POR SIEMPRE ALEGRE”
Por Elodia María Meléndez. Docente Iegamar
El pasado 23 de Agosto, la institución educativa Gabriel García Márquez,
perdió uno de sus profesoras más queridas: la compañera Luz Yaneth Restrepo
Gallego, quien falleció, luego de una breve pero penosa enfermedad, que se le
descubrió en un grado muy avanzado. El hecho sorprendió, entristeció y aún lo lamenta la familia Iegamar.
Luz Yaneth, se desempeñaba en esta institución como profesora del área de
artística de séptimo a undécimo, desde el año 2011, cuando vino a llenar la
vacante que dejó el profesor Francisco Jurado, quien fue trasladado.
Tan pronto arribó al colegio, impactó por su alegría, y dinamismo. Rápidamente
se hizo amiga de todos, su cercanía invitaba al diálogo, a departir y
compartir. A los pocos días de haber
llegado, parecía que llevaba muchos
años, y nosotros sentíamos como si la conociéramos de toda la vida. A su lado
se reía, se gozaba y se aprendía; pues sus conversaciones permitían reconocerle un gran sentido del
humor y un amplio bagaje cultural.
Sin embargo, ella no sólo se dedicó a alegrarnos los días con sus frases
mágicas y sus salidas graciosas. La profe, como le decían sus alumnos, con su
arrolladora personalidad, su bien definida vocación y su “filosofía de la
vida”. Dio ejemplo de responsabilidad, confirmando que la labor profesional se
puede asumir con compromiso, sin que ello signifique ir en detrimento de nuestros criterios y cosmovisiones. Se puede “disfrutar
la vida”, haciendo bien lo que nos corresponde, y al mismo tiempo siendo
felices y contagiando a los otros de la paz interior o la alegría que sentimos. Así se percibe en una de las
canciones de su preferencia: “Por siempre
alegre”, de la orquesta La Selecta,
como si ésta fuera el presagio de su rápida partida.
Y es que nuestra compañera, era una
cajita de riquezas, ella sí que supo aplicar a su vida, el coro de la
mencionada canción: “Vive la vida, mira
que se va y no vuelve”; ya que “llevó una vida bien aprovechada”, asegura su
padre, don José Restrepo, “pues el estudio fue una constante en su historia
personal; se dedicó a él, desde que cursó preescolar, hasta los días previos a
su muerte. Siempre leía, era una crítica del estado, vivía empapada de la
situación del país y preocupada por sus problemas. Defendía la justicia, al
pobre y al artista de base, tal vez por eso era tan aceptada por la gente”.
Luz Yaneth, cursó su primaria en la escuela
de su barrio de la infancia: Santander, y la secundaria el liceo Pedro
Nel Ospina, siendo en ambos, excelente estudiante. “Nunca tuvimos que ayudarle
con tareas”, reconoce su padre; no obstante, “sus logros eran destacados”. Realizó su
carrera universitaria con esfuerzo, pues eran varios hermanos preparándose como
profesionales; sin embargo, esto no menguó su sed del conocimiento. Se preparó,
y ejerció en varios colegios de
Medellín, y llegó a laborar como docente
de cátedra de la universidad de Antioquia,
en diferentes sedes de las subregiones,
Esta gran profe, era amante de la música, en especial de la salsa; de la sana diversión y de las
expresiones artísticas. Disfrutaba la
pintura y logró definir algunos hermosos cuadros que no comercializó, porque
los regalaba a sus seres queridos, a cada hermano le obsequió uno Y es
que ella, desde muy joven, hizo parte de la Escuela Popular de Arte y se formó
como bailarina, especialmente de tango;
cuestión que le permitió visitar países como México, Islas canarias, Ecuador, Perú y República
Checa.
La EPA, como se le llama a esta
escuela de arte, fue su vida. A ella estuvo vinculada por alrededor de veinte
años, allí fue escalando todos los niveles: niños, jóvenes, adultos, hasta que
se dedicó a formar semilleros y tuvo sus propios alumnos, dentro de la
organización, y en sus clases
particulares. En la amplitud de su apartamento, había adecuado dos
habitaciones, exclusivamente para esta
tarea. También conformó grupos en el sector de Laureles y en el barrio Guadalupe.
Sus sobrinos, testigos de esta pasión, terminaron, casi sin darse cuenta,
siendo miembros de la EPA, discípulos de su tía y cofundadores de sus grupos.
La mujer incansable y de estatura
pequeña, que salía del Gabriel García, y reanudaba labores en cualquier sector
de la ciudad, ya como catedrática de la U, como maestra de danzas o aún de
natación; tuvo tan férrea voluntad, que mucho
antes de cumplir la mayoría de edad ya vivía independiente. Sus alumnos
y amigos, pronto identificaban su carácter
aguerrido y emprendedor, que los condujo a bautizarla como “La ratona”, algunos, y como “La muñeca brava”, muchos otros. Esta
dama diminuta y de personalidad fuerte,
tenía un corazón inmenso y una gran
debilidad: su familia. Era la cuarta de seis hermanos, a quienes amó al
extremo. Vivía al tanto de sus dificultades y muy atenta a aportarles en lo que
estuviese a su alcance. De sus sobrinos era mamá, preocupada por sus cosas,
pero ante todo amiga.
Era amiga de su
familia y amiga de sus amigos. Esto se pudo evidenciar en su corta enfermedad,
y en sus funerales, pues fue visitada por compañeros de todas las instituciones
donde había pasado en sus bien vividos años: el José Acevedo, el Merceditas, el
Limonar de San Antonio de Prado, el
colegio de Robledo, los de la escuela de pintura, los de teatro, los de un
grupo de Natación que había creado, y ni hablar de los de danzas; asegura su
señor padre.
Natacha Murillo, compañera de labores y amiga
incondicional, lo confirma cuando dice: ““Soy afortunada por haber
conocido una mujer tan linda, transparente, inteligente, capaz de enfrentar
cualquier circunstancia, echada para adelante, una mujer llena de valores , de
recuerdos, de relatos, una mujer con una capacidad hermosa de hacer amigos y
una verdadera guerrera”. Además agrega: “Una mujer que dejó en mi vida una
huella enorme, una mujer que creía en la vida, en el amor, en la familia, en
los sueños, en la libertad, en la palabra, en la
lectura, en las pasiones, una mujer capaz de irradiar una bella sonrisa y de contagiar a la gente de su alegría. Yaneth, una mujer que llegó a mi vida para llenarla de colores.
SÍ, así era Luz Yaneth
Restrepo, mujer diminuta que dejó huella
en cada ser querido que la amó, en cada
amigo o amiga que la acogió, y en cada institución y corporación donde se
desplegó, pasó dejando aromas de alegría, de sueños, de compromiso, de
fortaleza. Aún consumida por la enfermedad, en los umbrales de la muerte,
nuestra compañera estuvo alegre, sonriente, fuerte, porque los perfumes finos, los que perduran,
vienen en empaques pequeños. Ella, perdurará en nuestros corazones.
Profe Yaneth te recordaremos en el colegio por siempre
ResponderEliminarprofe YANEHT te queremos decir que atu MUERTE la FAMILIA IEGAMAR esta muy triste
ResponderEliminarportu gran MUERTE .
porsu puesto el grado 3-1 nicolascorrea. y yeisondavid
SANTIAGO Y JUAN DIEGO 31
ResponderEliminarPROFE YANET NOSOTROS SABEMOS QUE NOS OBSERVANDO PARA QUE NOSOTROS ESTEMOS BIEN EN TODO MOMENTO NOSOTROS LAMENTAMOS TU MUERTE PERO NOSOTROS SABEMOS QUE NUESTRO DIOS TE LLAMO POR UNA RAZON QUE FUE MUY IMPORTANTE PARA TI. GRACIAS POR CUIDARNOS.
ÁNGEL Y YEISON 3.1
ResponderEliminarPROFE YANET AUNQUE MORISTE, MORISTE PORQUE DIOS TE QUISO ALLÁ JUNTO A EL.
JAMAS TE OLVIDAREMOS YO Y TU FAMILIA IEGAMAR
mateo 3.1
ResponderEliminarprofe YANEHT te queremos on que tumuerte nosen tristesion YO enespesial