POR GLORIA CECILIA RÍOS MUÑOZ –
DOCENTE IEGAMAR
El texto que les quiero compartir hoy, es la historia de una bella persona, Olga Lucía Agudelo Velásquez docente Iegamar, como reconocimiento a grandiosa labor en pro de la difusión y ejecución de las TIC en esta institución y en los espacios educativos que conforman la ciudad. Actualmente se encuentra en comisión como gestora académica del Vivero del Software- ALIANZA FUTURO DIGITAL MEDELLÍN, y es la encargada de Coordinar los procesos académicos de la Alianza futuro Digital y el AULA TALLER DE TIC, labor que desempeña con mucha responsabilidad, creatividad y compromiso.
Olga Lucía es la hija de aquella mujer
humilde de San Jerónimo, sin educación, que crio sola asus hijos, maestros
todos, que vendía arepas y mazamorra, lavaba y planchaba ropa ajena, una mujer
de esas, hecha de madera fina. Ella junto con su hermana mayor fueron sus primeras maestras,
las maestras de toda la vida, las maestras que siguen y seguirán enseñando aun
cuando ya no estén. Su infancia, con
tres madres en lugar de una y con la gran fortuna de estar siempre rodeada de
buenas amistades y maestros; sin lujos pero rica en sueños e ilusiones, le
permitió compartir con sus hermanos este proyecto de vida. La pasión por la
escuela en todas sus formas, niveles y manifestaciones ha marcado su vida personal
y laboral, y hoy, le ha permitido recorrer el mundo gracias a las TIC.
Y es que ese mundo se fue conformando,
desde la escuela rural de tablas, sin agua ni energía eléctrica, hasta la gran ciudad. Desde las improvisadas casas
sin estrato ni dirección, de barrios como Caicedo y la Sierra hasta los cómodos
y modernos espacios de EAFIT. Desde las conversaciones de corredor con sus
pares docentes en donde germinan los proyectos, hasta los congresos
nacionales e internacionales en donde se muestran sus resultados. Desde
cada miembro de su familia que ha vivido y sufrido su proceso hasta el contacto más lejano, virtual
y desconocido. Desde la persona más humilde de su familia IEGAMAR hasta los más
renombrados doctores que han acompañado su formación… de cada uno de esos
lugares, de cada una de esas personas hay un pedacito en su alma de MAESTRA.
Ella afirma que su formación como
docente se las debe a su hermana, que con su ejemplo le enseñó lo que debe ser,
saber y hacer un verdadero maestro y a la normal Genoveva Díaz de su pueblo San
Jerónimo; de la cual destaca a un grupo de docentes muy jóvenes que viajaban de
Medellín, alegres, con unas metodologías de esas que cautivan a tal punto que
ella sentía que debía ser como ellos. La
profe de pedagogía era administradora
educativa y le contaba lo que se podía hacer con ese perfil de
formación…” ¡Así voy a ser yo cuando sea maestra!”. Se decía todo el
tiempo. También recuerda a las
religiosas que orientaban su formación, ¿cómo olvidar a la Hermana Aminta?
pequeña en estatura pero grande como persona y como maestra, le faltaba porte
pero le sobraban agallas para
administrar la institución. “¡Así iba a ser yo cuando fuera
grande!...bueno, mejor dicho, ¡cuando fuera maestra!, porque tampoco crecí
mucho”. Concluye sonriendo.
En las redes tecnológicas
Olga se inicia como maestra rural, en
el municipio de Cañas Gordas, donde ejerce durante varios, luego es trasladada a
Medellín, a un colegio diferente al nuestro,
ubicado en la zona noroccidental; de esa zona, pasa a la centro oriental
de la ciudad en cuestión de un año. La recibe la
institución educativa Gabriel García
Márquez, que en ese tiempo solo contaba con rimaría, y que ha sido su escuela
en los últimos 14 años, y es que debe ser cierto lo que decía el cantor de
América: “quien no echa raíces no puede dar frutos”.
Abonada con proyectos, apoyo
institucional y cercada con profes de esos que tienen el “SI” flojo y que se
dejan encarretar por las ideas pedagógicas, siente que su vida docente ha dado
frutos.
Con los cinco computadores que se
adquirieron en la institución y con la
complicidad de directivos y compañeros, organizó un grupo de monitores,
“monitores en línea” se autodenominaron,
eran diez chicos de los más grandes del colegio, los del grado sexto, que
contaban con no más de doce años. Ellos se convirtieron en los profes de los
niños de primaria, de los docentes que se iniciaban en las TIC, de la comunidad
que acudía los fines de semana, en fin, tal como decía el titular del periódico
cuando se publicó por primera vez la experiencia, hablando del uso de los
computadores “los exprimen como a vaca de pobres”… La mejor paga para estos
monitores era el grito de los chiquitines en la calle ¡ese es mi profesor de
computadores! Hoy son treinta los jóvenes que lideran el proyecto. Ahora los
estudiantes del colegio “tienen las llaves” no solo de las aulas de
informática, sino de la biblioteca, del inventario, y en general de todos los
proyectos de la institución.
Para esa época, comenta la profesora,
ya muchas escuelas tenían computadores, y nuevos problemas que enfrentar ¿Cómo
sacar a los chicos del chat y concentrarlos en las actividades de clase? Fue
cuando recordó uno de los refranes, de
esos que todo el día decía su mam
á ¡si no puedes con el enemigo únete a él!
Entonces empezó a chatear con sus
estudiantes y a proponerles retos de información que debían conseguir con quienes chateaban
como: ¿Cuál es el principal titular de las noticias hoy en su país? En cual
país? Este fue el paso del Gabriel García Márquez a la globalización. En la cocineta del
colegio, acompañados de algunas madres
se preparaba tortilla española, un grupo de estudiantes de Madrid hacía
una bandeja paisa, mientras otros con cámara web en mano se reían de las arepas
que intentaban hacer. Esto fue parte del proyecto Medellín Madrid un solo
corazón, uno de los tantos que se han realizado.
Aunque el contexto social en que se
encuentra la Gabriel García Márquez esté tradicionalmente marcado por la
violencia, y la movilidad por el sector
esté restringida en ocasiones por fronteras invisibles o por el temor de ser blanco de una bala perdida, este tipo
de experiencias le facilita a los estudiantes conocer de otras culturas, hacer amigos en otras ciudades y países, dar a conocer al
mundo a través de internet lo buena gente
que es esta comunidad; y a ella le permitió, a través de una beca,
hacer una maestría en España y ahora un doctorado, compartir en congresos
nacionales e internacionales, pero los más importante, a través de la Escuela del Maestro, del
Ministerio de Educación y de la Universidad
EAFIT, recorrer instituciones de
la ciudad y del país, en sitios tan remotos como escuelas Wayuu en Maicao o en
la Sierra de la Macarena y seguir absorbiendo de sus compañeros docentes y de
esas comunidades tan especiales, grandes ideas y conocimientos.
No solo de pan vive el hombre…no solo
enseñar es la misión del maestro
Compartir el espacio reglamentario de
las clases, los contenidos y competencias que el diseño curricular de la
institución exige, es solo una mínima
parte de mi labor de maestra. Los proyectos colaborativos de sus chicos con
Burkina Faso, Inglaterra, Canadá, EEUU, Chile, Argentina, la conexión con
maestros de muchas instituciones educativas de su país y fuera de él, para diseñar nuevos proyectos en los cuales
participar con los estudiantes, proyectos institucionales como monitores
en línea, entregamos las llaves y la
media técnica en desarrollo de
software, la formación y asesorías a docentes
para la articulación de las TIC
en sus prácticas pedagógicas, de la mano
de instituciones y universidades que le han abierto sus puertas, el trabajo
entre pares con sus compañeros docentes en la
institución educativa Gabriel García
Márquez…sus cómplices, apoyo y motor de los logros que hoy comparten y el trabajo investigativo en torno a estos
mismos temas, colman sus espacios
laborales y personales…¡porque al que le
gusta le sabe!
Así lo confirma Alberto Cañas, su asesor de tesis en el
doctorado que actualmente realiza: “Olga es una profesional creativa, motivada y responsable, que no se
deja intimidar por dificultades para lograr sus metas y objetivos. En nuestra
colaboración ha mostrado una gran capacidad de innovar, que me ha enseñado
nuevas formas de trabajar con los mapas conceptuales que pueden tener un gran
impacto”.
Lo que su mamá les
dijo toda la vida parecía el vaticinio de una pitonisa, o mejor…una bendición:
“lo único que les puedo dejar en la vida es el estudio…estudie mija, estudie” y
aquí está, después de 25 años de servicio en la docencia, estudiando y haciendo
cuentas de todo lo que le falta por aprender y para lo cual va a necesitar otras
cuántas vidas.
Asegura que es hija privilegiada de
Dios, una de sus consentidas, ya que
toda la vida ha tenido la oportunidad de hacer lo que le gusta, de
disfrutar de cada espacio, de cada proyecto, de aprender de los mejores maestros,
los mejores amigos y amigas, las mejores escuelas, las mejores universidades,
de sus estudiantes, de recibir el apoyo incondicional de su familia y sus pares
para cada locura, para cada sueño y además… ¡Le pagan por ello!
Su hija mayor, al interrogarla acerca de su madre, nos
manifiesta: “Es una persona
humilde, cariñosa, amiga, confidente, llena de alegría pero a la vez
estricta. Es dedicada, decidida, y lo más importante es, que todo lo hace con
mucho amor y esfuerzo, para que su familia se una cada día más. Ofrece sus
rezos a Dios para que no nos falte nada, si se tratara de dar la vida por un
hijo ella la haría, porque el amor que
siente, no teme a nada”.
Esa es Olga Agudelo,
luchadora, emprendedora y agradecida con los suyos. Esto nos dice para
finalizar: “Algún día, espero tener la oportunidad de pagar a todas las
personas que me han abierto las puertas de sus vidas, de sus mentes, de sus
instituciones, de sus proyectos, de pagar deudas sociales a escuelas como la
primera que me sufrió como docente y que hoy se
que tiene 13 estudiantes y sigue siendo la CER Nudillales. Mientras
tanto y mucho más valioso: ¡Dios les pague!
samuel arias gomez juliana rodriguez
ResponderEliminarmegusto mucho la frase nosolo de pan nase el homdre
estuvo muy bueno el testo porque nos enseñaba compartir
ResponderEliminarbrallan medina soto
Marlon Alexander bedoya mora