lunes, 23 de junio de 2014


QUE REGRESE DON SILENCIO


Por:  Valentina Salazar  6º3



En  un colegio de Medellín existía un grupo llamado  6°3 siendo el proceso de clases  un desastre total, donde todos gritaban, corrían, tiraban papeles, se paraban en los pupitres, hablaban y muchas cosas más.
En uno de esos días espectaculares, iluminado por un hermoso sol, de repente el cielo se puso  totalmente gris y una nube blanca todo lo cubrió, de su espesura apareció  un señor  vestido  de  los colores del arco iris.                  Todos  los niños y niñas se quedaron con la boca abierta.  Bajó lentamente de su nube y  esto les dijo:  ¿hola cómo están? nadie respondió , el susto los enmudeció y  seguidamente se les presentó,  y les dijo: yo me llamo Don Silencio y a partir de este momento  quiero que  se vuelvan  muy  juiciosos, no van a  hablar mientras no se les permita hacerlo  ni correr ni gritar dentro del aula de clases. Sacó de su bolsillo una bolsita donde llevaba un polvito mágico, echó un poco en su mano y dijo las siguientes palabras, después de soplar suavemente: “pararín pararón, este grupo será el mejor”, y todo resplandeció, una hermosa luz  llegó a lo más profundo de las mentes y corazones de los estudiantes de dicho grupo y poco a poco fueron  despertando de tan hermoso sueño; Todo era plenitud, tranquilidad y armonía. Los niños y niñas se fundieron en un abrazo fraterno que hizo muy feliz a Don Silencio, quien los observaba.
Antes de despedirse  les dejó el siguiente mensaje: “la niñez es lo más valioso que tiene una sociedad, por lo tanto no desprecies la formación que imparten tus padres y profes, ya que ellos siempre te han de señalar el camino bonito que deben seguir”.
Vino la nube  en forma de carruaje y Don Silencio se subió lentamente y a medida que se alejaba enviaba besitos con muchos mensajes de amor. Desde ese día los profesores y los padres  quedaron  muy felices  con lo sucedido, ya  que sus pequeños estudiantes e hijos habían sido  iluminados por Dios y toda era armonía.


Moraleja: Hay que respetar  a los padres y profesores que dedican su  tiempo para ofrecernos a nosotros orientación en nuestro desarrollo integral. Gracias también a Dios por brindarnos su compañía.





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