UN ESPACIO DIGNO
Por: Julieth Katerine Posso Castro
En
la institución educativa Gabriel García Márquez ha surgido una motivación para
mejorar y aprovechar el espacio cercano al aula de preescolar situado en la parte externa, junto a la entrada de la
institución.
Y es
que el lugar es frecuentado casi
permanentemente por ese grupo de diminutos alumnos que apenas comienza su aprendizaje, y que intelectualmente, están
en la edad de la imaginación y la fantasía; por tal razón, conviene que estén rodeados de imágenes y
paisajes, acordes con su edad, algo coloridos y llamativos, divertidos,
armoniosos e impecables, que los atraigan, y al mismo contribuyan al desarrollo
de su creatividad y de todo su ser
integral.
Sin
embargo, últimamente, y seguramente por carecer de otro espacio,
hemos visto este pequeño rincón, al que muchos denominan “el patio de
preescolar”, convertido en una zona donde se depositan implementos que se desechan, como: sillas rotas o partes de ellas, pupitres
y tableros viejos y elementos del restaurante que ya no están en uso. Tales
elementos, reducen su espacio de juego, le restan presentación a la entrada
principal del colegio, van contra el medio ambiente, y en cualquier momento
pueden resultar peligrosos para los pequeños estudiantes.
La
situación cuestiona a toda la comunidad, especialmente a los estudiantes
mayores. Al respecto un estudiante del grado décimo opina que se le debería
colocar zonas verdes y un mini parque para que estos niños tengan donde jugar y
recrearse. La personera por su parte, piensa que se debe escribir a la
administración del colegio para que tome cartas en el asunto.
Sí
lectores. Sería agradable verle otra
cara a la entrada de la institución.
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